Con un chaleco antibalas y un megáfono en mano, el presidente Daniel Noboa encabezó una multitudinaria marcha desde el Palacio de Carondelet hasta la Corte Constitucional, exigiendo «paz y justicia» en medio de una tensa jornada en la capital. Acompañado por ministros, resguardado por Policía, Fuerzas Armadas y la AMT, Noboa recorrió las calles de Quito junto a miles de simpatizantes, en una movilización que se extendió desde la Corte (Tamayo y Lizardo García) hasta la intersección de 10 de Agosto y Bogotá.
En un discurso de menos de 10 minutos, Noboa criticó a los nueve jueces de la Corte Constitucional, acusándolos de bloquear el cambio al suspender artículos de las leyes de Inteligencia, Solidaridad e Integridad Pública, claves para combatir la inseguridad y el crimen organizado. «No permitiremos que nueve personas que no dan la cara frenen el cambio», afirmó, destacando el apoyo de «miles de familias» que exigen justicia y seguridad.
La marcha se produce tras la aparición de pancartas gigantes en Quito con los rostros de los jueces, señalados por «robar la paz» al país, un acto que la Corte calificó como un ataque a su independencia. La portavoz del Gobierno, Carolina Jaramillo, negó que la movilización o los carteles fueran financiados con fondos públicos. Organizaciones sociales y de derechos humanos, por su parte, han cuestionado las leyes de Noboa, presentando demandas de inconstitucionalidad por presuntas violaciones a derechos fundamentales.
Noboa comparó la asistencia a su marcha con una protesta previa de organizaciones sociales, asegurando en redes sociales que «las imágenes hablan por sí solas». La manifestación, que tuvo lugar bajo un fuerte dispositivo de seguridad, refleja la polarización en torno a las políticas del Gobierno para enfrentar la crisis de violencia en Ecuador.
