Mario Enrique L.G., el segundo más buscado por violencia de género de Tungurahua, que fue capturado en Estados Unidos, aterrizó en suelo nacional tras ser extraditado gracias a una implacable cacería internacional liderada por la Policía Nacional del Ecuador y la Interpol.
Bajo la figura de una Notificación Roja emitida por la Interpol, Mario L. era buscado incansablemente por el Juzgado de la Unidad Contra la Violencia a la Mujer y Miembros del Núcleo Familiar de Tungurahua.
¿Su delito?
Un caso escalofriante de abuso sexual perpetrado contra una menor de edad en agosto de 2016. Aprovechándose de su posición como exconviviente de la madre de la víctima, este sujeto ingresaba sigilosamente a la habitación de la menor en las sombras de la noche, sometiéndola a reiterados actos de violencia s3xu4l. Pero eso no es todo: intimidaba a la víctima con amenazas de muerte contra sus seres queridos si se atrevía a denunciar sus atrocidades.
La pesadilla comenzó a desmoronarse en noviembre de 2017, cuando la denuncia se hizo pública y se desencadenó una investigación exhaustiva. Las autoridades ecuatorianas, con mano firme, emitieron un auto de llamamiento a juicio y una boleta de captura que resonó a nivel nacional e internacional.
La cooperación policial entre Ecuador y Estados Unidos permitió rastrear, detener y finalmente extraditar a este presunto depredador, demostrando que no hay lugar donde esconderse cuando la justicia está decidida a actuar.
La extradición de Mario Enrique L.G. envía un mensaje claro: los responsables de crímenes tan atroces no escaparán al largo brazo de la ley.
