Tony Valverde Victoriano, conocido como Pequeño J, fue detenido este martes en Pucusana, a 70 kilómetros de Lima, tras un operativo policial internacional que se extendió durante seis días. La captura se dio mientras intentaba ocultarse dentro de un camión pesquero, en un intento de evadir a las autoridades.
Valverde, de nacionalidad peruana, es señalado como el autor intelectual del brutal asesinato de tres jóvenes argentinas: Brenda del Castillo y Morena Verdi, ambas de 20 años, y Lara Gutiérrez, de 15, halladas muertas el pasado 19 de septiembre en la localidad bonaerense de Florencio Varela. El caso ha sido bautizado en Argentina como el “triple crimen de Florencio Varela” y ha generado conmoción por la violencia con la que se ejecutó.
Según la investigación, las víctimas fueron engañadas y llevadas a una vivienda por una organización vinculada al narcotráfico. Allí fueron torturadas y asesinadas, y sus cuerpos enterrados en un jardín. La crueldad del crimen impactó aún más al conocerse que parte de las agresiones fueron transmitidas en vivo en un grupo cerrado de redes sociales, donde se escuchó al líder de la banda decir: “Esto le pasa a cualquiera que me roba droga”.
De acuerdo con las autoridades, el motivo del crimen estaría relacionado con el presunto robo de tres kilos de cocaína. Valverde habría ordenado la ejecución como parte de un ajuste de cuentas dentro de la organización criminal a la que pertenece.
La operación que permitió su captura fue posible gracias a un trabajo coordinado entre la policía peruana y la bonaerense, que rastrearon los movimientos y las comunicaciones telefónicas de Valverde y de su mano derecha, el argentino Matías Agustín Ozorio, también detenido. Según la investigación, Pequeño J planeaba trasladarse a Trujillo, su ciudad de origen, después de una reunión con otros presuntos narcotraficantes en Lima.
Valverde proviene de una familia con historial delictivo: tanto su padre como su abuelo estuvieron vinculados al crimen organizado en Perú, y su padre fue asesinado en Trujillo años atrás. Las autoridades lo describen como un criminal de “tercera generación”, dedicado al microtráfico y al sicariato en Argentina.
Tras la detención, el Ministerio de Seguridad de Argentina anunció que pedirá la extradición del acusado para que responda ante la justicia por el triple homicidio. La ministra Patricia Bullrich destacó la labor conjunta de las fuerzas de seguridad y advirtió: “El que las hace, las paga. Los delincuentes no tienen dónde esconderse”.
El arresto de Pequeño J representa un duro golpe contra el crimen organizado y abre una nueva etapa en el proceso judicial para esclarecer uno de los asesinatos más estremecedores de los últimos años en la región.
